Mito griego




El Rapto de Perséfone:
Deméter, la gran madre de la tierra, era la diosa de las cosechas, su hija llamada Perséfone quien era la doncella de la primavera, paseaba por los valles maravillándose de la magia de la naturaleza. Aquel día los cantos de la bella Perséfone descendieron hasta la oscura tierra de los muertos dónde estaba el sombrío Hades, dios del inframundo. Tan melodiosa sonaba la dulce voz de la doncella, que el dios apartó la mirada de sus tenebrosos dominios y la dirigió hacia el valle. Su corazón de piedra se conmovió ante la belleza de la joven, se levanto majestuosamente y subió al Olimpo a pedirle a Zeus que le diera a Perséfone por esposa. Zeus accedió y el olimpo retumbo sellando la promesa. Tan amarga fue la pena de Deméter, que abandono sus funciones como diosa de las cosechas y sentencio que la tierra no daría ni un solo fruto más hasta que Perséfone regresara a ella desde el reino de los muertos. Zeus con esta respuesta ordena a Hermes, el mensajero de los dioses, traer de regreso a Perséfone. Este encontró a Hades con Pérsefone a su lado, los dos bailando felices y radiantes. Hermes dio a conocer el mensaje de Zeus y antes de irse Perséfone comió seis granos de granada que Hades cordialmente le invito a comer. Ya en la tierra, Deméter le explico que la granada es el símbolo del matrimonio y que por aquellos seis granos ella debería pasar seis meses en el inframundo con Hades. Y es así como durante seis meses de cada año, Perséfone reina pálida y triste sobre los muertos y durante este tiempo Deméter se lamenta, los árboles pierden sus hojas, llega el frío y la tierra permanece quieta. Pero el sexto mes cuando Perséfone regresa, su madre se alegra y la tierra se regocija...